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miércoles, 24 de julio de 2013

MIÉRCOLES HISTÓRICO – MANIFIESTO


Manifiesto de la Revolución Atea y Día del Orgullo Ateo


Ha llegado el momento de declarar abiertamente nuestro orgullo e iniciar la lucha persuasiva por cambiar definitivamente la connotación peyorativa de la palabra "ateo".


Los no-creyentes no tenemos por qué seguir reprimiendo nuestras ideas y convicciones a riesgo de ser asociados con una escasa moral o alguna predilección política; coligados con la representación humana de todo mal social.

Si a la civilización occidental le basta con reducir su imaginación a la malcriada concepción que tienen de felicidad, para nosotros sería suprema justicia ser escuchados, respetados e incluso admirados. Basta ya de prejuicios superfluos, de degradaciones, de incomprensión. De ser una minoría relegada.

Propongo entonces una escalada internacional sin precedentes, una movilización atea de tan enorme ambición que hará trascender nuestras ideas hasta los anales mismos de la historia. Propongo que planeemos y llevemos a cabo la "Primer Marcha Mundial de Rechazo a la Religión", el 28 de septiembre del 2008.

Ninguna empresa grande y significativa que se precie de cambiar el rumbo de la historia ha visto la luz sin una idea germinadora igualmente revolucionaria. Lograr alianzas con foros, listas de correos y organizaciones menores de habla hispana que promulguen el racionalismo y con las grandes asociaciones angloparlantes sería el primer paso.

Alcanzar la unidad de los ateos acompañada de una publicidad masiva en internet; nos permitiría incluso contactar a las figuras icónicas del ateísmo, como James Randi o Richard Dawkins (con sus respectivas fundaciones) los cuales seguramente apoyarán nuestra causa una vez la maquinaría crezca a tal punto de convertirse en una verdadero e incontenible grito de guerra al unísono. Es un momento idóneo, donde los constantes torpedos de la religión amenazan investigaciones revolucionarias de la ciencia y obstaculizan una educación libre de dogmas, una verdadera educación.

Una vez instaurado un pie de fuerza de tales magnitudes, las organizaciones conservadoras, grupos religiosos, la misma iglesia e incluso sectores políticos reaccionarían como oposición, aunque su indignación mediática se traducirá en publicidad gratuita e instantánea para nuestro propósito.

Para aquel entonces la avalancha será irrefrenable. Indudablemente los medios nacionales e internacionales querrán saber cómo es posible que se geste un movimiento internacional que pretenda exterminar con lo que representa para sus impuestos dogmas lo "bueno" y "moral". Y entonces seremos escuchados y nuestros argumentos resonarán como estrépitos.

Sólo hace falta despertar esa chispa revolucionaria en esta sociedad aletargada, para derrocar a esa gentuza que a día de hoy, en pleno siglo XXI, pretende imponernos su insana moral.

Alcanzado este punto, saldremos finalmente a las calles de manera masiva, y le mostraremos a la porción de humanidad que faltaba que caminamos entre ellos. Que no sólo somos muchos, que estamos más organizados y fuertes que nunca. Y la victoria será inexorable.

Nuestras pérdidas se limitarían a los grilletes que nos relegan y menosprecian en la sociedad, los barrotes que aprisionan y tienden un velo de ignorancia sobre gran parte de la humanidad.

Habremos contribuido a dejar una huella imborrable en la sociedad, respondiendo a una necesidad histórica y obteniendo un nuevo estatus en la opinión pública donde tengamos influencia real y duradera. Y entonces empezará una nueva era. Nuestra era.

Hago un llamado a la unidad atea, ¡Por una sociedad laica y la libertad del intelecto!

Juan Carlos Vásquez.


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