Por Lorena Zambrano, Ecuador
Desde mi punto de vista, en la actualidad utilizar la palabra "macho" o "hembra" para referirse al género masculino y femenino es netamente peyorativo, ya que se le han incorporado definiciones sociales sumamente estereotipadas.
Es notable que esta palabra está evadiendo u omitiendo las emociones y sentimiento inherentes al ser humano, como el amor, el miedo, la ira, la ansiedad, tristeza, etc pues nos vemos como un producto sexual, nos convertimos en meros títeres de nuestro sexo y de los estereotipos sociales. Decir "macho" o "hembra" para referirse a los géneros masculinos y femeninos debería sentirse y enseñarse como peyorativo tanto en hombres como mujeres. Lamentablemente la sociedad nos enseña lo contrario.
Veamos las definiciones:
Según la RAE
macho
2. m. mulo (‖ animal).
hembra.
2. f. mujer (‖ persona del sexo femenino).
3. f. En las plantas que tienen sexos distintos en pies diversos, como las palmeras, individuo que da fruto.
4. f. En los corchetes, broches, tornillos, rejas, llaves y otras cosas semejantes, pieza que tiene un hueco o agujero en donde otra se introduce o encaja.
Fragmento del libro el segundo sexo de Simone De Beauvoir
¿La mujer? Es muy sencillo, afirman los aficionados a las fórmulas simples: es una matriz, un ovario; es una hembra: basta esta palabra para definirla.
En boca del hombre, el epíteto de «hembra» suena como un insulto; sin embargo, no se avergüenza de su animalidad; se enorgullece, por el contrario, si de él se dice: «¡Es un macho!».
El término «hembra» es peyorativo, no porque enraíce a la mujer en la Naturaleza, sino porque la confina en su sexo; y si este sexo le parece al hombre despreciable y enemigo hasta en las bestias inocentes, ello se debe, evidentemente, a la inquieta hostilidad que en él suscita la mujer; sin embargo, quiere encontrar en la biología una justificación a ese sentimiento.
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